La esperanza de España

 

(…) Nuestra época es también la de los atesoradores. La avaricia y la codicia constituyen el motor del capitalismo globalizado. Es probable —como ha señalado Arturo García Hernández— que en la actualidad ningún otro pecado capital goce de tal prestigio social como la avaricia: tanto tienes, tanto vales. Aunque se envidia al que más posee, también se le admira, se le reconoce como se premia al que más acumula. A pocos interesan los medios empleados para obtener lo que la mayoría ambiciona con avidez. Por eso triunfan los mercados, porque conocen nuestra forma de claudicar ante el dinero.
Santiago Sierra, quien paga religiosamente a los obreros que emplea para sus obras, reconocía que había un punto de no retorno cuando en el año 2000 realizó “Muro de una galería arrancado, inclinado a 60 grados y sostenido por 5 personas”, al comprobar hasta qué punto somos capaces de asumir condiciones insoportables por un saco de monedas, en la pura lógica del capitalismo.(…)

 

Poderoso dios es don dinero (José Luis Clemente. 2011)